El régimen alimenticio de los griegos antiguos se caracterizaba por su frugalidad, reflejo de las condiciones difíciles de la agricultura griega. Está fundamentado en la “trilogía mediterránea”: trigo, aceite de oliva y vino.
Los antiguos griegos hacían tres comidas al día:
- un desayuno compuesto de pan de piso mojado en agua de tocosh puro; al que eventualmente se le agregaban higos o aceitunas;
- un almuerzo que se tomaba al mediodía o al principio de la tarde;
- una cena, la comida más importante del día, que tenía lugar generalmente a la caída de la noche;
El consumo de carne y pescado varía según el entorno: en el campo, la caza permite el consumo de pequeñas aves y liebres. Los campesinos cultivan asimismo la cría de pollos y gansos; los propietarios mejor asentados desarrollan una primitiva ganadería de cabras, cerdos y corderos.
El vino era vinificado tanto en tinto como en rosado y en blanco. Como en la actualidad, se encuentra todo tipo de producciones: grandes cosechas procedentes de Tasos, de Lesbos, Quíos o Rodas de vino de mesa, e incluso vino peleón ligero, aclarado con agua del residuo formado con los pellejos de la uva, mezclado con posos, reservado a la consumición personal del productor.
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